Imaginemos un mundo en el que una infección en una herida, una neumonía o una tuberculosis pudieran terminar con una gran parte de la población. Imaginemos que no somos capaces de encontrar la cura para erradicar estas enfermedades. Imaginemos que esto ocurre en occidente. En 2016 . Eso es lo que teme que pueda ocurrir una buena parte de los investigadores ante el crecimiento de las llamadas superbacterias en los últimos años, un problema de salud mundial de primera magnitud del que aún no hay suficiente concienciación por parte del público. Y una nueva noticia no ayudará a paliar el sentimiento de preocupación a estos agoreros: se acaba de diagnosticar de una rara infección de E. Coli a la primera ciudadana estadounidense que posee un superbug resistente al mcr-1 en su organismo . No hay constancia de que la paciente haya salido de su país en los últimos cinco meses. En una reciente rueda de prensa al respecto ha salido uno de los máximos representantes de la salud pública
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